Si miras el calendario te darás cuenta de que hoy es lunes 26
de mayo de 2014 y eso significa varias cosas. La primera es que ya han volado
las dos primeras semanas del Giro. La segunda es que hoy es el tercer y último
día de descanso de la carrera italiana.
Como en los días de descanso no podemos plantarnos frente al
televisor para ver el Giro... perdón, quise decir frente a la pantalla del
ordenador. Pues como hoy no hay etapa, tendremos que entretenernos resumiendo y
analizando lo que ha dado de sí la segunda semana de la competición.
Ligera mejoría
El que la primera semana fuera insufrible solo podía
significar que la cosa iba a mejorar. Que haya dos llegadas en alto
consecutivas y que ambos días lleguen veinte o treinta corredores juntitos es
para hacérselo mirar. Eran etapas diseñadas para rendir homenaje al alopécico
Marco Pantani. Desde luego, con lo visto esos dos días, se pasó de rendir
homenaje a pisotear la memoria del Pirata. ¡Ay, si el difunto Marco levantara
la cabeza!
Evidentemente la segunda semana ha sido mejor que la primera
pero ni mucho menos ha sido una mejora como para tirar cohetes (guardadlos, a
ver si hay suerte y los podemos tirar en los próximos días). La mejora se debe
a que los favoritos por fin han empezado a jugarse la carrera de verdad. El
punto de inflexión del Giro se produjo el jueves, en los 41,9 kilómetros de
distancia que separan las localidades de Barbaresco y Barolo. Ahora hablaremos
de eso pero antes es obligatorio hablar de las jornadas precedentes.
Bouhanni se consagra en la élite
El martes pasado Nacer Bouhanni se llevó el triunfo en
Salsomaggiore. Tercer triunfo en esta edición del corredor de la Français Des
Jeux. Rápidamente han aparecido voces que lo sitúan en el Olimpo de los
velocistas. Ganar tres etapas en el Giro tiene un mérito enorme pero no nos
olvidemos de que este francés de veintitrés años es el mismo que fue incapaz de
batir a Kittel en las dos llegadas en las que estuvo presente el alemán.
Bouhanni se ha consagrado como uno de los mejores sprinters de la
actualidad pero aún está un escalón por debajo de los tres mejores: Cavendish,
Greipel y el ya mencionado Kittel. En cualquier caso: “bravo por ti, Bouhanni.
Ahora a seguir progresando”.
Antes de lo importante
Este pasado miércoles puede ser considerado como el miércoles
de resurrección. En Savona se imponía el australiano Michael Rogers, que, como
todos sabemos, había llegado de rebote al Giro después de haber sido absuelto
de su positivo por Clembuterol (si no lo sabías, ya lo sabes). Como estamos
aquí para hablar de la segunda semana del Giro y no para debatir sobre dopaje y
demás mierdas, diremos que el corredor del Tinkoff se exhibió en el noroeste de
Italia aprovechando la pasividad (un día más) del pelotón, o como se le conoce
este año: el gran paquete. Rogers hizo valer su excelente y plástica capacidad
para rodar en solitario y tuvo tiempo de sobra para lanzar miles de besos al
aire y alzar los brazos celebrando así una victoria forjada en un ataque a
veinte de meta en el descenso de la última dificultad montañosa de la jornada.
Cambio de líder
Ha llegado el momento de hablar de la contrarreloj de Barolo
y de la exhibición de Rigoberto Urán. Todo parecía indicar que Cadel Evans iba
a aprovechar la ocasión para consolidar su liderato y aumentar la ventaja que
le separaba de sus perseguidores. A pesar de un comienzo de etapa titubeante,
el veterano contrarrelojista del BMC fue tercero en la etapa y abrió un poco
más de distancia con el resto de favoritos. Con todos menos con Urán. El
colombiano, que venía de hacer una gran crono en Romandía, se levantó pletórico
por la mañana y dio una exhibición por la tarde que le sirvió para ganar la
etapa, vestirse de rosa contra todo pronóstico y abrir una brecha importante
con el resto de corredores. Un minuto y treinta y cuatros segundos es el tiempo
que Urán le metió a Evans y más de dos minutos al resto de favoritos. ¿Cómo es
esto posible? La clave fue un recorrido mucho más exigente de lo esperado, como
prueba la presencia de tan solo cuatro contrarrelojistas en el top ten
de la etapa: Evans fue tercero, Kelderman séptimo, De Gendt octavo y Gretsch
décimo. Otra prueba de ello es que corredores con más capacidad para subir que
para luchar contra el crono, como Brambilla, Poels o Pozzovivo hicieron una muy
buena crono y sin embargo otros especialistas del time trial como
Castroviejo, Puccio, Hepburn o el favorito Malori (muy lastrado por una caída,
todo hay que decirlo) se hundieron en lo más profundo de la clasificación de la
etapa. En Barolo, Urán salió muy fortalecido de la contrarreloj y se convirtió
en el máximo favorito para alzarse con la victoria final.
Bardiani a lo loco
Justo después de la crono de Barolo y antes de la llegada de
lo gordo con Oropa y Montecampione más una terrorífica tercera semana, el
conjunto italiano de la Bardiani justificaba un año más su presencia en el Giro
al conseguir la victoria por medio de Marco Canola, que se imponía al sprint
a sus compañeros de fuga, Jackson Rodríguez (Androni) y Angelo Tulik
(Europcar). A tan solo once segundos llegaba el pelotón encabezado, cómo no,
por el triple vencedor de etapa Nacer Bouhanni.
Buscando al más fuerte
Y por fin llegaban el fin de semana y la alta montaña; el
terreno donde se escriben las grandes gestas ciclistas, donde los corredores
alcanzan la categoría de mitos, donde el deporte de la bicicleta se convierte en leyenda, donde... ¡donde este
año solo hay miseria!
El sábado, cuatro puertos en tan solo 164 kilómetros de etapa
con final en Oropa, una exigente subida de primera categoría. A los pocos
kilómetros de etapa, fuga formada sin necesidad de pelearla. Para “el gran
paquete” todo vale este año. Después a ese grupo se le unen unos cuantos
corredores más hasta hacer un total de veintidós... nada más. Corredores de
casi todos los equipos y nacionalidades. El típico día en el que toca bronca
gorda en el hotel si nadie del equipo se ha metido en la escapada. Bronca y al
día siguiente, por supuesto, paliza. En el pelotón reinaba toda la tranquilidad
del mundo y más, como si a los integrantes del gran grupo les hubiesen dado por
la mañana muestras gratis de Myolastan, hasta que a unos cuarenta de meta,
Pierre Rolland y Ryder Hesjedal, entre otros, deciden que es el momento de
moverse. De los favoritos nadie se sube a ese tren que puede llevarles directos
a la locura. Hasta que se llega a Oropa y en el pelotón se pone un ritmo de
ascensión de esos que tanto gustan a los directores de equipo y que tanto
desagradan a los espectadores. Conclusión: los escapados Cataldo (Sky) y
Pantano (Team Colombia) se disputan la etapa pero es Battaglin quien in
extremis y llegando desde atrás se lleva la etapa haciendo gala de su punta
de velocidad. Segunda etapa de los italianos del Bardiani que arreglan el Giro
literalmente en dos días. Entre los favoritos, un ataque de Pozzovivo a cuatro
de la llegada descubre que Urán no está tan fuerte como se pensaba. El
escalador italiano y Quintana, que había salido a su rueda, arañan unos
segundos a la maglia rosa.
Montecampione
Ayer domingo etapa con una única dificultad montañosa, el
final en Montecampione, un puerto en el que también se podía hacer daño. Nueva
fuga y más tranquilidad en el pelotón. De los escapados los que más aguantan
son el carismático corredor del Lotto Adam Hansen, Cardoso, por parte de Garmin
y Fabio Felline de Trek. Al poco de comenzar la ascensión ataca un muy activo
Arredondo, que es uno de los pocos que nos está alegrando el Giro, un menudo
escalador colombiano al que es para quererlo por todo lo que se mueve. En el
grupo de favoritos el que se ataca es Deignan (de risa, sí) hasta que a poco
menos de cinco para la meta demarra Pierre Rolland. Comienza el baile de movimientos
en el que todos se miran, especialmente Urán que busca desesperadamente que
sean los demás los que resuelvan sus problemas. Y así hasta que el joven Fabio
Aru lanza un ataque definitivo cuando quedan unos tres kilómetros, suelta a
todos y se planta en solitario en la cima de Montecampione consiguiendo así su
primera victoria en el Giro y la primera de Astaná en la presente edición.
Conclusiones
La segunda semana bien podría haberse llamado la semana
Bardiani. Dos victorias para los italianos y mucho movimiento por parte de
corredores como Barbin, Zardini o Pirazzi. Es tal la hiperactividad de este
último que, de verdad, empiezo a pensar que al escalador italiano le molesta
rodar con el pelotón. En cuanto a la carrera en sí, en tres de las cinco etapas
en línea disputadas han llegado los escapados. De los favoritos parece que Aru
y Quintana son los más fuertes. El colombiano parece que poco a poco va
encontrándose mejor y en la tercera semana puede dar grandes sustos. Los demás
han tenido luces y sombras y son toda una incertidumbre. El líder, Urán, mostró
debilidad perdiendo tiempo y dando mala imagen en Oropa. Ayer mejoró la
actuación pero volvió a pasarlo mal al final de la etapa. Evans no parece que
vaya a ser rival por el rosa ya que va cediendo tiempo cada día y no transmite
las mejores sensaciones. Pozzovivo, Majka y Kelderman estuvieron bien el sábado
pero fallaron el domingo. Lo mejor de la carrera está siendo, no la carrera en
sí, sino la emoción de no saber qué es lo que va a pasar. Ahora mismo ningún
corredor parece fiable y más quedando todo el terreno que queda hasta llegar a
Trieste.
Escrito por:
@AbdonRV
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