Las dos
carreras por etapas más importantes del calendario femenino y masculino se
solapan durante 9 días. Giro Rosa y Tour de Francia coinciden en este mes de
julio para mayor regocijo de los aficionados, y seguir ambas carreras
proporciona, además de un enorme placer, una perpectiva única de dónde se
sitúan ambos deportes hoy por hoy.
Sí, dos deportes, porque tengo la sensación, yendo del rosa al amarillo y
viceversa, de que son deportes completamente distintos.
Para empezar, los espectadores. Lo que vimos en tierras británicas fue
apoteósico a nivel de gente en las cunetas, pero no debemos olvidar que el
Women’s Tour, celebrado por 1ª vez en mayo, fue seguido por muchísimos
aficionados (salvando las distancias, claro está), algo que los comentaristas ignoraron
totalmente. Los comentaristas británicos no mencionaron ni una sola vez la
carrera femenina, con constantes referencias al éxito popular de la carrera
olímpica de Londres 2012. Una vez más, las ciclistas no existen.
Tampoco una sola mención hasta ahora de La Course, la carrera femenina a
celebrarse en Campos Elíseos el último día del Tour, cuando ya sabemos que la
última hora de la misma será retransmitida en directo por el canal Eurosport.
Qué decir de la cobertura televisiva. El Tour ya ha retransmitido etapas
íntegras, para regocijo de tod@s los que queremos ver toda clase de detalles,
que no sólo de los últimos km viven los aficionados. Por contra, en el Giro
Rosa nos conformamos con ver los resúmenes de la RAI horas después. Para más
regodeo, en España está geo-restringida, con lo que la búsqueda de programas
desbloqueadores se convierte en otra tarea de investigación añadida.
Y más de lo mismo con la cobertura en redes sociales ... del Tour nos llegan
las imágenes de los rayos-X realizados a Schleck o Cav tras sus caídas, o mil
fotos del maillot rasgado de Froome ... guerreros ensalzados con motivo, pero ¿qué
sabemos de las consecuencias de las caídas de Ramirez, Amialiusik o Guarnier, o
la nariz sangrante de Pooley durante todo el transcurso de una etapa?
Información que llega con cuentagotas, ellas también son igual de guerreras
luchando en territorio mucho más hostil.
Llegamos ahora al análisis de los recorridos. La ronda gala nos regala
maravillosos paisajes vistos desde los helicópteros: castillos, lagos, cumbres,
carreteras serpenteantes, bellísimas localidades, homenajes al Tour, pueblos
enteros volcados con la carrera, impecables estampas ... bajamos a la bella
Italia y las ciclistas tienen que luchar por mantenerse vivas en unas etapas
llenas de trampas, calles estrechas, curvas criminales, asfalto roto lleno de
baches, pueblos apestando a pescado podrido ... unas condiciones en las que los
hombres se plantarían, jamás aceptarían correr así ... pero ya sabemos que las
chicas están “acostumbradas” a que se las trate como ciclistas de tercera
división.
Me resultó curioso el paralelismo: las protestas de corredores y aficionados
ante la etapa del adoquín frente al silencio ante las etapas más infames
corridas este año en el Giro Rosa. Apenas ha habido reacciones de protesta por
los lamentables recorridos de la ronda italiana. Un claro ejemplo de lo que
comentaba antes: tristemente se vuelve a argumentar los habituales “ es lo
normal” y “ siempre se ha hecho así”.
Y esto lo sabemos no porque lo veamos, no, sino porque nos lo cuentan los que
están allí, corredoras, directores o asistentes. Una información escasísima que
muchas veces nos llega demasiado tarde. Muchos tramos de la carrera transcurren
sin conexión wi-fi, así que esperamos con paciencia que los “tuiteadores”
in-situ nos envíen cualquier dato, foto, recibiéndolos agradecidos y felices
como quien recibe un regalo.
Los
aficionados al ciclismo femenino nos preguntamos, una vez más, si tan difícil
sería que las televisiones en directo ofrecieran los últimos kilómetros de la
carrera femenina mientras se retransmiten los muchas veces intrascendentes
kilómetros centrales del Tour.
Estoy imaginando una pantalla partida, a la izquierda el Giro Rosa, con
continuos ataques, y a la derecha el pelotón del Tour donde se controla la
fuga, o se baja a por bidones, o contemplamos bellos châteaux o se evacúa en
las cunetas ...
Otro
ejemplo más de la distancia entre unos y otros ocurrió ayer miércoles, en la
etapa 6 del Giro Rosa. Asistimos a una de las grandes exhibiciones de este año,
y me atrevo a decir que de la historia del ciclismo. En la 1ª etapa de montaña
de esta edición, Emma Pooley se escapa sola en el primer puerto (de los 3 de la
jornada, el último de 1ª cat, 13 kilómetros al 8% de media y a 25 km del
final), para luego ser atrapada por un grupo de corredoras a las que suelta
progresivamente según se va endureciendo la última ascensión. Corona con algo
menos de 2 minutos al grupo de favoritas. Al final, entra en meta victoriosa
con tan sólo unos segundos de ventaja. Sencillamente colosal, porque detrás han
llegado las 7 mejores corredoras de este Giro dándolo todo por alcanzarla.
Un par de horas después, en el Tour gana otro corredor del Lotto, Greipel.
Muchas portadas, muchos detalles, muchas menciones para el alemán, para Kittel,
para los retirados españoles, para las secuelas de la etapa de los adoquines,
para lo que queda, para lo que ha sido y será ... pero muy poco para la pequeña
Emma Pooley, la enorme protagonista ciclista del día.
Seguir Giro y Tour al mismo tiempo es una experiencia completísima, porque nos
da las claves exactas de dónde está cada deporte. Del rosa al amarillo y del
amarillo al rosa.
Escrito por:
@Babelia1
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