lunes, 28 de julio de 2014

La lucha por los puestos de honor: "Resumen de la 3ª semana del Tour de Francia"


El que ha resultado ser el Tour de Nibali terminó ayer con la tradicional llegada a los Campos Elíseos de París. Aquí vamos a desmenuzar lo que ha dado de sí la tercera y última semana del que ha sido un Tour de un muy buen nivel.


Carcassone-Bagnères de Luchon 
Dos veces había sido Bagnères de Luchon final de etapa en el Tour y dos veces había ganado Thomas Voeckler. ¿Adivinas quién fue uno de los integrantes de la fuga? Sí, señor, Voeckler. Junto a “Titi” Voeckler saltaron veintiún corredores, entre los que estaban Kwiatkowski y Bakelants (Omega), Van Avermaet (BMC), Keukeleire y Albasini (Orica), Dumoulin y Montaguti (AG2R), Gallopin (Lotto)... y muchos otros que obtuvieron la bendición del pelotón para que, entre ellos, se jugasen la victoria de etapa.

Los fugados comenzaron a subir los veinte kilómetros de Balès. Kiryienka (Sky), que también estaba en la fuga, tenía uno de esos días en los que el bielorruso coge su ritmo y los demás corredores solo pueden apretar los dientes e irse descolgando poco a poco. Los más fuertes de la escapada, iban atacando y siguiéndose los unos a los otros inútilmente puesto que al final siempre eran engullidos por el ritmo de metrónomo marcado por Kiryienka. Finalmente se formó un quinteto en cabeza con Voeckler y su compañero Gautier, gregario infatigable, el colombiano Serpa de Lampre, Rogers de Tinkoff y el ya mencionado Kiryienka, “martillo pilón”. En la bajada intentó tensar la situación de carrera Gautier pero fue Rogers quien consiguió abrir un hueco irrecuperable para el resto de compañeros de fuga y se hizo de este modo, a los treinta y cinco años, con su primera victoria en el Tour de Francia.

En cuanto a la general, los hombres importantes lo dejaron todo para la subida a Balès. Allí el ritmo de subida fue exigente y pronto se formó un grupo muy reducido. Van Garderen, que llevaba cara de estar cargando el peso del mundo sobre sus hombros fue el primero en descolgarse y perdió casi cuatro minutos que le hicieron despedirse de sus opciones de podio. Poco después también se descolgó, fundido, Romain Bardet pero el francés consiguió minimizar la sangría de segundos y minutos al enganchar en la cima con Samuel Dumoulin que venía de la escapada quien le hizo toda la bajada. De todas formas a Bardet se le complicaba mucho el podio y perdía el maillot blanco en detrimento de Pinot. El escalador francés de la FDJ lanzó a falta de un kilómetro para la cima el que posiblemente haya sido el ataque más feroz de este Tour. Su demarraje desnudó las carencias de Valverde, que fue incapaz de seguir su rueda ni siquiera unos metros, e hizo sufrir a los demás corredores. König se fue descolgando progresivamente. Peraud consiguió seguir la estela de Pinot varios metros pero terminó explotando. Se salvó por la cercanía de la cima ya que daba la sensación de haberse vaciado por completo. Incluso Nibali lo pasó mal para seguir el ritmo del corredor de la Français des Jeux. El italiano se soltó de la rueda de Pinot a falta de unos metros para coronar  exactamente igual que hizo en Gerardmer ante el ataque de Contador. Viendo los daños ocasionados por el ataque de Pinot, la duda que se plantea es ¿qué habría pasado si Pinot hubiese lanzado ese ataque a falta de tres kilómetros para coronar en vez de hacerlo a un kilómetro del final de Balès?

En la bajada hubo reagrupación y, a pesar de los intentos de Valverde para abrir hueco en la bajada, todos llegaron juntos y cogiditos de la mano a la meta de Bagnères de Luchon aunque por primera vez se había visto sufrir a Nibali.

Saint Gaudens-Saint Lary Soulan (Pla d´Adet) 
Cuatro puertos encadenados con final en alto incluido en tan solo 124,5 kilómetros esperaban el miércoles a los ciclistas. Portillón, Peyresourde, Val Louron tres puertos de primera categoría y Pla d´Adet de categoría especial. Una etapa perfectamente diseñada para haber hecho el mal, para haber llenado de sangre las cunetas y para haber esparcido cadáveres por las subidas. Pero al final nada de nada. Excusas y justificaciones miles. Cuando una etapa de estas llega pronto la excusa es que aún queda mucha carrera y cuando está situada al final del recorrido, como era el caso de este año, la excusa es que las fuerzas están ya muy justas y que las piernas no dan para tanto. Desde el sillón es fácil verlo pero si la organización te planta una etapa como esta, hay que aprovecharlo. Cuando hay alguien que es más fuerte que tú, tienes que intentar cosas diferentes si quieres progresar. Si no, lo que ocurrirá es que te descolgarás a tres de meta y perderás más tiempo cuando el más fuerte lance de nuevo su ataque.

La jornada comenzó con una disputada fuga en la que se metieron hombres de muchísima calidad. Todos andaban buscando la etapa pero también otros objetivos como; luchar por el maillot de la montaña en el caso de Joaquim Rodíguez y Rafal Majka; servir de puente a su líder en el caso de Fuglsang, Velits, Moinard, Izagirre y Herrada; o mejorar en la clasificación general como en el caso de Mollema, Frank Schleck, Rolland y Van den Broeck. Volvían a estar presentes en la escapada Kiryienka, Roche, Kadri, De Marchi y Gautier. Estos tres últimos han sido sobradamente los más combativos del pelotón.

Una vez consolidada la fuga, Astaná se encargó de controlar el ritmo del pelotón pero sin exigir demasiado a los corredores. Los escapados tampoco es que echasen el resto ya que durante muchos kilómetros el ritmo de las ascensiones lo marcó Yukiya Arashiro del Europcar. Vale que el japonés ha hecho una aceptable temporada en las pruebas de cotas pero de ahí a marcar el ritmo de las ascensiones en los Pirineos...

En el Peyresourde, Kiryienka se marchó a ritmo en solitario pero finalmente fue atrapado en Val Louron. Nueva reagrupación al comienzo de Pla d´Adet y allí se marchan Rolland, Roche y Moinard, que acabarán cediendo ante el empuje de su otro compañero de fuga, Visconti. El italiano aguanta en cabeza hasta que por detrás ataca Majk y le da caza. El polaco se deshace de Visconti a dos y medio para la meta. Majka tiene fuerzas y segundos de renta suficientes como para aguantar el arreón final de Nibali. Segunda victoria y maillot de la montaña para Majka que llegó al Tour para sustituir a última hora a Kreuziger.

En el descenso de Val Louron Romain Bardet, sabedor de los problemas de Pinot en los descensos lo prueba y llega a alcanzar unos treinta y cinco segundos de ventaja. Al comienzo de Pla d´Adet la FDJ, con Jeannesson a la cabeza consigue cerrar el hueco. Hay entonces un par de amagos por parte de los favoritos pero nadie consigue marcharse por delante hasta que el líder de la carrera ataca llevándose a su rueda a Péraud. El grupo de favoritos se rompe y tras Nibali y Péraud, pedalean con varios segundos perdidos Bardet y Van Garderen. Valverde entra en crisis pero recibe la ayuda de Izagirre y Herrada y con un ritmo continuo consigue contactar con Pinot primero y con Bardet y Van Garderen más tarde.  A todos ellos les gana unos segundos gracias a su arrancada final. El gran damnificado del día es el checo König que entra a dos minutos de sus rivales.

Nibali, que llegaba a la etapa con algunas dudas después de la subida del día anterior a Balès, acaba, tras su actuación, con el fantasma de un posible desfallecimiento y sentencia de manera definitiva su liderato en la prueba. Pèraud se acerca a un podio que parece que, por fuerzas, se le complica a Valverde.


Pau-Hautacam 
La última jornada de montaña de esta edición del Tour obligaba a los corredores a pasar por el mítico Tourmalet y por el difícil Hautacam. Dos puertos de categoría especial precedidos de dos terceras sin apenas dificultad.

Daniel Oss (BMC), Bartosz Huzarski (NetApp), Mikel Nieve (Sky), Jesús Herrada, Izaguirre (Movistar), Trofimov (Katusha), De Marchi, Marcato (Cannondale), Boom (Belkin), Bakelants (OPQS), Kadri (AG2R), Ladagnous (FDJ), Oss (BMC), Coquard, Reza, Voeckler (Europcar), Simon (Cofidis), Huzarski, Machado (NetApp), Chavanel, Wyss (IAM) y Guillou (Betagne) formaban la numerosa escapada del día. Ooootra vez Kadri y De Marchi en la fuga. El italiano parece que ha venido al Tour a escaparse en los Pirineos. Lógico que le hayan dado el premio a la combatividad del Tour. También es verdad que otros corredores como Gautier o Kadri hicieron muchísimos méritos para llevarse también ese premio.

En el Tourmalet atacó Chavanel pero el francés vio cómo rápidamente era rebasado por Mikel Nieve y Blel Kadri que hizo toda la subida a rueda del corredor del Sky. Bueno toda no. Hay que decir que le dio un relevo a falta de 500 metros para la cima. El relevo justo para coronar él en cabeza un puerto con tanta historia como el Tourmalet.

Mientras, en el pelotón el Astaná marcaba un ritmo alto pero soportable. Nibali quería la etapa y el jersey de la montaña. Todos los favoritos subieron juntos el coloso pirenaico. Al coronar, Valverde, con las piernas bastante atufadas como para plantar guerra en el último puerto arriesgó en la bajada y contactó con Herrada e Izagirre que iban por delante. El movimiento táctico resultó tan valiente como desastroso puesto que, por detrás, al no haberse endurecido la subida había muchos gregarios junto a sus líderes. En los kilómetros de llano que precedían la subida a Hautacam se organizaron e hicieron inútil el desgaste de Izagirre y Herrada. Buena idea de Movistar que se fue al limbo por una mala ejecución.

El ritmo de Astaná y el posterior ataque de Valverde redujeron mucho la diferencia y las esperanzas de victoria de un Mikel Nieve que en los primeros metros de ascensión consiguió descolgar a Kadri. En el pelotón la FDJ endureció la carrera para Pinot que necesitaba ganar tiempo sobre Valverde y Pèraud a toda costa.

Un movimiento de Horner a diez de meta fue aprovechado por Nibali para salir a su rueda y contraatacar. Los demás corredores ni se inmutaron conscientes de que esa no era su guerra. El Tour hacía días que estaba sentenciado. Todos, salvo Nibali, corrían por las migajas. Nibali se plantó en solitario en la meta y consiguió su cuarta victoria de etapa. A 1´10” llegó Pinot y acto seguido Majka que con esa tercera posición en la etapa conservó el jersey de lunares rojos que le acreditaba como mejor escalador del Tour. Gran botín el cosechado por el polaco. Valverde que había perdido terreno en los últimos kilómetros se cayó del podio por escasos segundos. Los puestos nobles se iban a decidir en los cincuenta y cuatro kilómetros de la contrarreloj de Pèrigueux.

Maubourguet Val d´Adour-Bergerac 
Después de dejar atrás los Pirineos el gran grupo se dirige hacia París. Tras tres días de alta montaña aparece en el recorrido una etapa llana con una cota de cuarta categoría a falta de quince kilómetros para la meta.

La etapa se disputa bajo unas condiciones meteorológicas bastante desapacibles. Puede ser un buen día para que llegue la fuga, en esta ocasión compuesta por Gerard (Bretagne), Taaramäe (Cofidis), Tom Jelte-Slagter (Garmin), Elmiger (IAM) y Gautier (Europcar). Antes del repecho de cuarta categoría el pelotón ya le pisaba los talones a los escapados y el holandés Slagter decidió marcharse hacia delante. Desde el pelotón saltó el rumano de Garmin Ramunas Navardauskas, un corredor de una clase inmensa que no se había dejado ver en todo el Tour. Ayudado en un principio por su compañero Slagter y con la connivencia del trazado y de la lluvia, el lituano mantuvo un trepidante pulso con el pelotón y consiguió cruzar la meta en solitario dándole por fin una alegría a su equipo que, a lo largo del Tour había visto cómo su líder Talansky debía abandonar la carrera y cómo les había sido arrebatada una victoria de etapa sobre la línea de meta tras una escapada de 220 kilómetros de Jack Bauer.

El sprint del grupo fue para Degenkolb que, al igual que el día de la victoria de Gallopin, volvía a ser el más rápido cuando la victoria ya se había escapado.


Bergerac-Périgueux 
La última oportunidad para cambiar la situación en la clasificación general era una contrarreloj de cincuenta y cuatro kilómetros, llana pero con algún repecho. Obviamente el gran favorito para el triunfo de etapa era el especialista de la disciplina por excelencia, Tony Martin. A su paso por meta, el alemán de Omega batía en 1'47” el mejor tiempo provisional, marcado por Jan Bárta, el contrarrelojista checo de NetApp que acabaría siendo tercero en la etapa. Gran resultado para el equipo norteamericano que, por cosas como esta, ha justificado con creces su invitación al Tour.

Pocos corredores podían soñar con desbancar a Martin de la primera posición. Uno de ellos era el holandés Tom Dumoulin pero su tiempo en meta le sirvió solo para ser segundo. Otros candidatos eran Geraint Thomas y Richie Porte, pero los corredores del Sky -que estrenaba un coche para la contrarreloj más apropiado para James Bond que para un equipo ciclista- fueron descartados de la pelea por la etapa tras su paso por el primer punto de referencia. Ante este panorama ya solo los hombres de la general hacían peligrar una nueva victoria contra el crono de Tony Martin.

De los hombres importantes hizo una fantástica contrarreloj Leopold König que fue quinto en la etapa a dos minutos de Martin. Su tiempazo unido a la desastrosas cronos de Ten Dam -a 6'03”- y de Mollema -¡a 9'26”!- le sirvió para auparse hasta la séptima plaza de la general. Van Garderen y Pèraud, dos especialistas fueron sexto y séptimo en la etapa a escasos segundos de König. Ambos recuperaron posiciones en la general con sus actuaciones en la crono. Pèraud se subió así al segundo cajón del podio y el corredor de BMC adelantó a Bardet y se hizo con el quinto puesto de la general. Hay que señalar que tanto Pèraud como Bardet sufrieron un pinchazo. A Bardet el percance le costó el quinto puesto.

Pinot, segundo de la general y jersey blanco del Tour, debía conservar su posición ante Pèraud y ante Valverde. Se daba por sentado que perdería la segunda plaza, como así fue, en detrimento del veterano corredor del AG2R. Su lucha real era con Valverde, quien sobre el papel era mínimamente superior a Pinot. A su favor tenía que Valverde llegó a la última semana bastante cascado. Pinot impuso sus mejores piernas y con una buena actuación se quedó con la tercera plaza del podio. Valverde, agotado, hizo una mala contrarreloj y se tuvo que conformar con la cuata plaza de la general.

El otro gran beneficiado del día fue Haimar Zubeldia que con una buena crono también superó en la general a los dos Belkin quienes, vuelvo a insistir, hicieron una contrarreloj vergonzosa.

Ya solo quedaba por llegar a meta Vicenzo Nibali. El italiano volvió a ser el mejor en la etapa de los hombres importantes pero no pudo, ni mucho menos, con el tiempo de Tony Martin, justo vencedor de la etapa. Nibali fue cuarto en la línea de meta, cuatro segundo mejor que König.

El Tour ya estaba decidido en todas sus posiciones importantes. Ya solo había que llegar con vida a París.

Evry-París 
Tras el extenuante esfuerzo de la contrarreloj y con todo decidido, los ciclistas afrontaban el último día de carrera, un híbrido entre competición y festejos. Los corredores, felices de ver terminar el Tour, recorrieron los primeros kilómetros de la jornada entre bromas, fotos, champán, felicitaciones... se podría decir que la última etapa del Tour siempre cuenta con decenas de kilómetros de salida neutralizada. Y este año no fue una excepción.

Tras las celebraciones le tocaba el turno a la competición. Cuando el pelotón pisa las calles de París, automáticamente la cosa se pone seria, el ritmo aumenta y se suceden los intentos de los corredores por escapar de la disciplina del pelotón. Este año lo intentaron, sin suerte, dos rodadores contrastados. Primero fue Chavanel (IAM) y luego Jens Voigt (TREK) que de esta manera se despedía del Tour definitivamente, ya que anteriormente había anunciado su retirada de la práctica del ciclismo. Poco después se formó un cuarteto de voluntariosos aventureros: Richie Porte (SKY), Armindo Fonseca (Bretagne), el colombiano Serpa (Lampre) y Michel Morkov (Tinkoff). Pero en los Campos Elíseos el pelotón no tiene piedad y estos cuatro corredores solo pudieron abrir un hueco de treinta segundos. A falta de trece kilómetros para la llegada solo quedaría Porte en fuga que finalmente fue cazado a cinco kilómetros de la meta.

Antes de que se formaran las escapadas, a más de cuarenta kilómetros prar la llegada se había ido al suelo Jean Cristophe Pèraud (AG2R), segundo clasificado de la general. La caída le obligó a perseguir agónicamente al pelotón hasta que siete kilómetros después consiguió volver a entrar con el gran grupo.

Todo estaba preparado para un nuevo sprint masivo en los Campos Elíseos. Los equipos de los hombres rápidos intercambiaron codazos para dejar a sus velocistas en la mejor posición posible para disputar la etapa. El noruego de Katusha Kristoff lanzó el sprint con fuerza pero Kittel, tras dos semanas ausente, reaparecía en carrera para rebasarle y ganar por segundo año consecutivo en los Campos Elíseos de París. Cuarta victoria de Kittel en el presente Tour. La tercera posición de la etapa fue para un sorprendente Ramunas Navardauskas.

Y así concluía un Tour en el que se ha visto a un Nibali intratable que ha conseguido ser uno de los pocos ciclistas de la historia en ganar las tres grandes vueltas por etapas. El maillot verde de la regularidad ha sido para Sagan, el de puntos rojos de la montaña para Majka y el maillot blanco de mejor joven lo ha ganado Thibaut Pinot. La combatividad se la ha llevado el escalador italiano Alessandro De Marchi.


Ahora un poco de descanso y en nada llegan la Vuelta a España y el Mundial de Ponferrada. Salud y ciclismo.


Escrito por:
@AbdonRV

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